La Niña Sin Sombra
Hace algún tiempo, en un lugar que no conozco, vivía una pequeña niña sin sombra llamada Amalia. Solía ser escoltada por tres caballeros negros de sombreros puntiagudos, que cuidaban cariñosamente de ella.
Mientras estaba sumida en los tristes pensamientos de su penosa situación, convencida de que su sombra debía estar en el suelo, en alguna pared, o bien en un rincón lejano, decidió ir en busca de ella. No se daría por vencida fácilmente, ya que estaba dispuesta a recorrer el cielo, los mares y los bosques.
Mientras estaba sumida en los tristes pensamientos de su penosa situación, convencida de que su sombra debía estar en el suelo, en alguna pared, o bien en un rincón lejano, decidió ir en busca de ella. No se daría por vencida fácilmente, ya que estaba dispuesta a recorrer el cielo, los mares y los bosques.
Publicado por loreto salinas en 21:34 6 comentarios
Entonces, sin mayor demora, viajó al Reino Celestial exactamente al Cielo de las Lágrimas. Ahí preguntó a los eruditos, a los peces voladores e incluso al viento si alguien sabía dónde podría encontrar su sombra. Pero nadie sabía y, cada vez que negaban con la cabeza, rompían a llorar de pura frustración.
Publicado por loreto salinas en 21:29 2 comentarios
Luego transitó en el mundo de los seres marinos, recorriendo los Siete Mares, uno tras otro. Cuando buceaba en el Mar Verde, Amalia se encontró con un Centauro Marino.
- ¡Buenos días, amigo! – le dijo.
- Buenos días, pequeña viajera – respondió cortésmente.
- ¿Usted sabe dónde puedo encontrar mi sombra?
- Si no está detrás de ti, tal vez podrías preguntar a los árboles, ya que ellos saben muchas cosas. Puedes encontrarlos si te diriges hacia el norte, cuando llegues a la décimo quinta roca triangular doblas a la derecha y ahí están.
Amalia se despidió y siguió cuidadosamente las instrucciones del Centauro Marino.
- ¡Buenos días, amigo! – le dijo.
- Buenos días, pequeña viajera – respondió cortésmente.
- ¿Usted sabe dónde puedo encontrar mi sombra?
- Si no está detrás de ti, tal vez podrías preguntar a los árboles, ya que ellos saben muchas cosas. Puedes encontrarlos si te diriges hacia el norte, cuando llegues a la décimo quinta roca triangular doblas a la derecha y ahí están.
Amalia se despidió y siguió cuidadosamente las instrucciones del Centauro Marino.
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La pequeña anduvo durante harto tiempo por el país de los Árboles Imperecederos. No obstante, no tuvo mejores resultados que en los lugares que antes visitó.
Amalia comprendió que su sombra no podía estar en otro lado que no fuera en ella. En ese instante se topó con una cadenita que colgaba del cielo, la jaló y entonces se encendió una luz maravillosa y especial. Inmediatamente apareció su sombra. Amalia sintió que estaba completa y la ausencia de su sombra se debía a que ella vivía en oscuridad. Mientras ella admiraba su oscura silueta, los caballeros se desvanecían por completo y Amalia sonrió.
Amalia comprendió que su sombra no podía estar en otro lado que no fuera en ella. En ese instante se topó con una cadenita que colgaba del cielo, la jaló y entonces se encendió una luz maravillosa y especial. Inmediatamente apareció su sombra. Amalia sintió que estaba completa y la ausencia de su sombra se debía a que ella vivía en oscuridad. Mientras ella admiraba su oscura silueta, los caballeros se desvanecían por completo y Amalia sonrió.
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Ficha Técnica
Autor
Loreto Andrea Salinas Retamal
Editores
Rodrigo Ignacio Izquierdo Coronel
Loreto Andrea Salinas Retamal
Loreto Andrea Salinas Retamal
Editores
Rodrigo Ignacio Izquierdo Coronel
Loreto Andrea Salinas Retamal
Ilustradora
Loreto Andrea Salinas Retamal
Inspiradores
Carmen Pinto
(que a través de un sueño me pidió que cerrara el círculo)
Carla Marina Miranda Soto
(me ayudó a construir el personaje del Centauro Marino)
Rodrigo Ignacio Izquierdo Coronel
Profes
Francisco Javier Olea
Alberto Montt
Publicado por loreto salinas en 14:51 4 comentarios
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